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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Parabola.

Reflexionad sobre esto.

Un hombre que paseaba por un campo se encontró con un tigre.
Dio media vuelta y huyó con el tigre pisándole los talones. Al llegar a un precipicio, se agarró a la raíz de una vieja parra y se dejó colgar sobre el abismo. El tigre lo olfateaba desde arriba. Estremeciéndose, el hombre miró hacia el fondo del precipicio, en donde otro tigre esperaba ávido su caída para devorarlo. Sólo la parra lo sostenía.
Dos ratones empezaron entonces a roer la raíz. A su lado, el hombre vio una fresa silvestre de aspecto suculento. Aferrándose a la parra con una mano, pudo alcanzar la fresa con la otra. ¡Qué deliciosa estaba!

1 comentario:

  1. Ya sabes lo que dicen: hay que morir con el estómago lleno.

    Sinceramente yo creo que:
    1) Esta persona no era de la zona, de otro modo hubiese sabido que hay tigres y dónde está el barranco.

    2) ¿Era mejor opción salir huyendo? Es posible que el tigre estuviese domesticado, acabase de comer o lo que sea. Dicho de otro modo, el señor corre porque sí.

    3) ¿Qué era lo que estaba deliciosa? ¿La fresa o la carne del transeunte?

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