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jueves, 16 de octubre de 2014

Juez y Parte V

-¿Señor Smith? ¿Se encuentra bien?- Aquellas palabras sonaron en su cabeza, alzó la mirada y se encontró en una sala de tribunal, con un estrado pequeño y ajado, una mesa más pequeña que la de su despacho donde apenas podían sentarse dos personas, a la izquierda una pequeña bancada para un jurado de jóvenes o de gente no muy gorda y a la derecha otra más, que se diferenciaba en que tenía una fila más. suponía que para quien tuviera un interés especial.  
En el estrado había una figura con una ridícula peluca blanca, una perilla negra piel muy blanca y a la par muy roja, como si estuviera enfadado o fuera un dibujo animado, además, para rematar la jugada, vestida como si de un Lord Inglés se tratara. y tenía un martillo de goma de los de las ferias gigante.


-Si, si, estoy bien. Disculpe señoría. Ha sido un día duro.-
- Lo sé, pero como Le decía, antes de que decidiera descansar en mi sala, Esperamos que entienda que aunque haya visto muchos juicios, renunciar a un letrado es una irresponsabilidad y más con lo que se juega, aunque lo podemos llegar a entender.- El juez le miró y esperaba a que con esas palabras Charles pidiera un abogado o algo así. Entonces se fijó, la misma cara, el mismo porte y la misma expresión, un traje con aspecto carísimo, pelo negro largo engominado y recogido en una coleta y un pañuelo rojo con forma de diablillo en la chaqueta del traje: -Señoría, el acusado ya ha renunciado a su defensa y ,además, siempre ha dicho que en caso de que necesitara un abogado el mejor sería siempre el, que nosotros no tenemos ni idea, y que jamás necesitará uno, así que podríamos empezar.-
El juez alzó su martillo y en vez de sonar como si fuera de feria, sonó con un sonido a madera golpeando tremendamente fuerte, miró con ira al fiscal y le recrimina:
-Cuando le haga una pregunta a usted, la contestará usted, si nó quiere irse a su casa ahora mismo le aconsejo que se calle y deje responder al acusado.-
Apenas dejó de hablar el juez Charles contestó.
- Sí señoría, mi defensa la haré yo.-
El fiscal con incredulidad, miró al joven y esperó a que el Juez le diera permiso.
-Bueno, en ese caso que comience el juicio.-
Una vez esas palabras resonaron por la sala el Fiscal comenzó por leer los cargos y su alegato inicial.
-Es muy loable que quiera hacer usted su defensa. Ha sido acusado de alguno de los peores delitos que se pueden acusar a una persona y ni tan siquiera quiere un abogado, se enfrenta a una de las sentencias más crueles inimaginables, por si el jurado no lo sabe vamos a recapitular.-
El letrado bebió un poco de agua, cogió un papel de la mesa, carraspeó un par de veces y comenzó:  


-Se le acusa de:
           1º jugar con los sentimientos de la gente, en concreto de 46 mujeres a las que dijo que iba a llamar y no lo hizo.
2º  Despreocuparse de sus sentimientos anteponiéndolos al trabajo.
3º  No luchar por quien ama, dejando que sucedan las cosas sin poner de su parte para conseguir a la persona que según sus propias palabras ama.
4º  Herir consciente o inconscientemente, comenzamos con el cargo de conscientemente que puede ser rebajado a inconscientemente,  a sus allegados y  la gente que le importa.
5º  Humillar a trabajadores por debajo de usted.
6º  y de en definitiva despreciar el amor en provecho de su carrera.


Charles miraba atónito al juez y no daba crédito a lo que decía el abogado. Interrumpió aquel sinsentido para quejarse .
-Protesto, que clase de cargos son esos.-
El juez le miró condescendientemente y le dijo :  ¿Qué quieres, que te juzguemos por el accidente?-en ese momento, el acusado se acordó de todo, se miró entero buscando algún resto del golpe y se acordó de Gabi escapandose una pregunta-¿Y Gabi, ella esta bien?-
El juez le miró y continuó -Ah, por fin vamos a lo importante  hablemos de todas las mujeres a las que has decepcionado cuando no engañado. Charles más impaciente volvió a preguntar otra vez con mayor insistencia:
-Y Gabrielle ella está bien ¿verdad?-


-Silencio- El juez le paró en seco cuando iba a continuar- El acusado hablará cuando tenga que hacerlo, no antes, y las preguntas las hará cuando sea su turno.
señor Smith, le aconsejo que escuche primero, porque aquí hoy se va a juzgar algo muy grave.-


-Señoría tanto como grave, yo diría que es algo menor...- le interrumpió la acusación.
-Para usted pueden ser menores, pero los hechos son tan graves como para que le cueste la vida al acusado, señor fiscal.-
El fiscal miró con cara burlona y un aspecto de incredulidad que hacía que pareciera que estaba parando al juez. -Es cierto, pero no es su vida eterna, solo la amorosa, incluso aunque perdiera, podría llegar a tener la felicidad si es con alguien a quien estuviera destinado, eso es algo menor.-
-Pero si entonces no tenía a nadie destinado, no va a haber vida amorosa que tener. Pero antes tiene que haber un juicio para dictaminar las conductas del acusado.
Ah y señor fiscal, Ya hablaremos después en mi despacho, considere esto una amonestación. y ahora comience su turno.-

El fiscal se rehizo después del golpe asestado por el juez y tras carraspear alzó la voz -Comenzaré llamado a mi único testigo, tampoco me va a hacer falta más.- El juez le miró, mientras se oía un murmullo por la sala que iba creciendo.

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